La tentación… pues a ver, siendo sinceros, yo creo que todos hemos caído alguna vez. Tampoco hace falta que sea algo súper grave, pero sí, hay veces que sabes que algo no está del todo bien, y aun así lo haces. Es como que en el momento no te lo piensas tanto, y luego ya es cuando te empiezas a rayar.
A mí me ha pasado, claro. Y no solo una vez. No es que me sienta súper orgulloso, pero tampoco voy a ir de santo. Hay cosas que he hecho que luego me han dejado un mal sabor, como esa sensación de “¿pa’ qué lo habré hecho?”. Pero bueno, tampoco me he quedado dándole vueltas toda la vida. Me ha servido para darme cuenta de cómo soy, y de que a veces me dejo llevar más de la cuenta.
Y también te digo… hay tentaciones que he evitado, pero me ha costado. Algunas me han rondado la cabeza durante días, como cuando sabes que algo te va a pillar justo, pero hay una parte de ti que te dice: “venga, solo una vez, no pasa nada”. Y bueno, a veces no pasa nada. Pero otras sí. Y ahí es cuando te acuerdas de por qué era mejor no hacerlo.
No sé, supongo que con el tiempo uno aprende a no dejarse llevar tanto, aunque la tentación nunca desaparece del todo. Está ahí, esperando a que bajes la guardia. Lo importante es saber cuándo vale la pena decir que no. O al menos intentarlo
No hay comentarios:
Publicar un comentario