La tentación, es algo a lo que aunque no queramos, todos en algún momento de nuestras vidas tenemos que hacer frente. Suele ser algo que aunque sepamos que está mal no es fácil contenerse a hacerlo y pone a prueba nuestra voluntad. Esto, dependiendo de el caso puede tener consecuencias más o menos graves.
Para empezar, yo personalmente, creo que todos tenemos alguna tentación que nos cuesta controlar y frente a la que somos débiles. Aunque pensemos que tenemos una gran fuerza de voluntad, siempre va a haber algo en lo que, aunque finalmente puede que nos contengamos, nos costará superarlo. En mi caso, no soy alguien que se esfuerce mucho en aguantar la tentación, a no ser que sus consecuencias sean grabes. Además, tengo tentaciones diarias. Sin ir más lejos nada más despertarme pienso “¿y si me duermo un poco más y llego un poco tarde a clase?” Y la verdad que no siempre me contengo. La mayoría de mis tentaciones están relacionadas con que soy muy bago, y más de una vez me he arrepentido de no haber estudiado para un examen por pereza o algo parecido al darme cuenta de que no me merecía la pena.
Por último, yo creo que la tentación no es algo tan malo, ya que a través de ella podemos aprender a ser más fuertes y a saber que algo momentáneo puede acarrear consecuencias graves. La tentación siempre va a estar ahí, pero nosotros tenemos que ser capaces de resistirla.
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