No me he considerado nunca débil ante la tentación, en especial con el tema de los vicios. Todos, y cuando digo todos, es todos, mis amigos fuman. Nunca me ha llamado la atención, es algo que veo y digo: pues eso es lo que hay, no hay más. Cuando estamos en la lonja hay veces que me mareo un poco con el humo, pero bueno es normal y no me molesta, me he hecho a ello. En cuanto al alcohol, pues no sé de vez en cuando me apetece, pero nada fuera de lo común, no me suelo pillar muchas mangas. Por último están las apuestas, que es algo que solo hago entre colegas, porque me parece un hoyo sin fondo.
Lo que más me pierde es la comida y el azúcar, sobre todo lo segundo, me encantan las chuches, es algo que tengo que cambiar la verdad, porque podría derivar en una diabetes y no me haría ninguna gracia.
Pero vamos que no soy muy propenso a caer en las tentaciones. Aunque hubo una vez que caí en la tentación: estábamos en lengua en tercero de la ESO, y no tenía ni idea, y ese día vi a Marien especialmente distraída, y dije pues bueno voy a sacar la chuletilla que me había hecho en casa, y fue sacarla y pillarme Marien, fue como un robot. Tengo que admitir que tenía muy poca información y por ello no me quitó el examen, pero estuvo muy atenta para futuros exámenes. Desde entonces no he vuelto a copiar en mi vida, me da pánico además de que se me da fatal, a ciencia cierto.
Estas son las tentaciones que evito, tengo y tuve, pero no me considero una persona débil en ese sentido la verdad.
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