Los grafitis

Todos estamos de acuerdo con que el arte es algo difícil de definir. Para muchos arte se considera dibujar unas líneas de diferentes colores con unas manchas y listo, pero para otros arte se refiere a representar con el mínimo detalle un paisaje. Y seguramente, los que pertenecen al primer grupo ni de lejos piensan que los del segundo entienden de arte, y viceversa. 

Algo parecido pasa con los grafitis. Los que ven los grafitis como arte, ni se les ocurre que sean un acto de vandalismo estén donde estén. Ahora bien, ¿se deberían de aceptar grafitis que perturban la tranquilidad algunos habitantes en sus viviendas?

Ahí es cuando surge la discusión realmente. Haya gente que les guste los grafitis o no, todos podemos aceptar que se trata de una manera diferente a la que hemos entendido hasta ahora de expresarse. Y de este modo la mayoría de gente los respeta, pero se vuelven un problema cuando se invaden propiedades privadas. 

Aunque la repetición de estos incidentes puede suponer una fuente de frustración y de gastos económicos para los vecinos, es importante recordar que hay que actuar de manera lógica. Hay varias maneras de actuar, se pueden denunciar los hechos, instalar cámaras de seguridad o promover la creación de grafitis en espacios autorizados. 

En resumen, los grafitis son un fenómeno complejo que requieren esfuerzos desde los dos puntos de vista para que incidentes como estos no sucedan. La gente que cree que son un acto de vandalismo deben tratar de entender la belleza detrás de los grafitis. Y los grafiteros tienen que entender que la propiedad privada nunca se debe de dañar con el objetivo de demostrar su arte. A fin de cuentas se trata de encontrar un equilibrio entre la libertad de expresión y el respeto por la propiedad privada, aunque se trata de una tarea complicada.