Desde muy pequeño mis padres siempre me han llevado cada 2 veranos 1 mes a Rumania. Ya sea para visitar a mi familia o para ir a nuestra casa en el campo y desconectar un tiempo de la ciudad, cada año me lo paso mejor que los anteriores.
Aún recuerdo como si fuera ayer la primera vez que fui. Tenia 8 años y todo era muy diferente a lo que estaba acostumbrado a ver en España, los edificios estaban construidos en bloques idénticos calle tras calle, había un ambiente muy tenebroso a donde quiera que fuera y la gente parecía caminar sin un rumbo fijo. Aunque bueno, todo esto cambio cuando fui a la casa de mis abuelos por primera vez. Nunca los había conocido y al verlos fui corriendo a abrazarlos y aunque no nos entendiéramos entre nosotros fue un momento muy especial para mi.
Al día siguiente mis padres me dijeron que mi primo, ya bastante mayor, se iba a casar y que la boda se iba a celebrar en la casa de mis abuelos. Fueron 2 días llenos de comida deliciosa típica rumana, música que nunca antes había escuchado y momentos únicos con mi familia. En resumen, fue una gran experiencia que nunca voy a olvidar y que siempre llevare en mi corazón al ser la primera vez que veía a gran parte de mi familia.
Las ultimas veces que he ido he visto como han empezado a remodelar un poco todo y ahora hay mas edificios que destacan entre los demás, incluyendo marcas conocidas como podrían ser Lidl o Nike. Si bien es cierto que se sigue notando el ambiente apagado, no cabe duda que volveré a ir muchas veces más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario