domingo, 29 de septiembre de 2024

Texto sin la U

En la tierra hay millones de sitios increíbles, pero pocos son tan memorables como la vista desde ese acantilado. Los habitantes de sitios cercanos solían visitarlo todo el tiempo. Allí, se encontraban para charlar, reír y compartir historias. A todas horas y en todas las estaciones podías encontrar gente.

Al amanecer, el cielo se reflejaba en el mar haciendo brillar todo el mar con tonalidades doradas. Y al atardecer todo el cielo se teñía de tonos anaranjados y rojizos.

En verano sonaba la melodía de la gente y podías ver masas y masas de gente sentadas en la hierva admirando la vista. Además, solía soplar la brisa cálida haciendo la experiencia más acogedora. Era la época favorita de la gente para visitarlos.

En otoño el ambiente se transformaba. Las flores y los árboles de los alrededores cambiaban a tonos más rojizos, creando mezclas de colores entre el mar y las hojas marrones. Además a pesar de ser otoño el ambiente no solía ser demasiado frío para necesitar abrigos.


En invierno en cambio todo se convertía en capas y capas de nieve, a pesar de estar tan cerca del mar. Debido a la nieve y al mal tiempo, las olas podían llegar a ser demasiado grandes y llegar hasta la parte de arriba del acantilado. Debido a esto ir en invierno podía llegar a ser peligroso. Pero esto no paraba a la gente.


Finalmente la primavera, era el momento con más vida. Todo se convertía en campos verdes. Llenos de flores y plantas. Y con ello miles de animales; conejos, ardillas, pájaros…. Además en la primavera animales como los delfines solían acercarse a la costa y si mirabas bien podías verlos.


En definitiva este acantilado era especial en todo momento y todos los visitantes lo confirmaban tras verlo.



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