domingo, 29 de septiembre de 2024

Texto sin la i

Yo estaba en el parque de los patos cuando de repente se me acercó una señora muy preocupada preguntándome por su perro Lolo el cual no encontraba desde que se bajó del autobús. Le contesté que un rato antes pude ver un pequeño perro balco con manchas negras correteando con la correa atada al cuello. Muy preocupada me comentó que era su perro y que se acercaba la hora de darle su jarabe ya que según ella estaba muy mayor y con los achaques de un perro de catorce años al ver lo preocupada que estaba me levanté del banco en el que estaba sentado y me propuse ayudarla con su busqueda. Comenzamos a dar vueltas por el parque y aunque por la hora ya estaba bastante oscuro, pude ver la sombra detrás de un árbol, del pequeño perro, que al ver a su dueña comenzó a mover la cola. La verdad es que fue muy conmovedor ver el reencuentro entre la dueña y su perro y pude darme cuenta del afecto que un ser humano puede tener por su mascota. Al volver a casa me encontré con Kotas, un colega, y nos sentamos en un banco a hablar un rato, de repente me empezó a hablar de que su abuela lo ha estado llamando toda la tarde, para que le ayudara a buscar a su perro, al cual no encontraba. Le comenté que le acababa de ayudar yo a una señora y el perro se llamaba Lolo. El Kotas me contó que era su abuela y me compró una cerveza por haberle echado un cable.


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