Desde hace años he soñado con tener perros o gatos, siempre les pedía a mis padres, pero en todas las veces me han dejado claro la misma contestación, con la frase de “jamás entrarán esos animales a casa”. Al cabo del tiempo, me acabé rindiendo y dejé de proponer esa idea, ya era consciente de la imposibilidad de tener esas mascotas.
Pero hace varios meses, mi hermano me empezó a enseñar varias fotos y vídeos específicos del perro de la raza “caniche toy” y decía traerlo a casa. Yo no me lo creía obviamente, y siempre me reía de él. Hasta el 28 de marzo de este mismo año, hace precisamente 7 meses.
Al llegar a casa cansada del colegio, mi madre me llamó desde el salón y al entrar, entre los brazos de mi hermano estaba Kai, cachorro de 2 meses, el mismo caniche toy negro de los vídeos. No me lo podía creer, no sabía cómo mis padres habían dejado entrar al perro a casa, parecía algo imposible.
Nada más salió mi madre del salón, le pedí a mi hermano la explicación de cómo logró meter al perro a casa. Le convenció a mis padres diciéndoles: “es de mi amigo, se ha ido de viaje y me ha pedido tenerlo en casa por dos semanas”. No sé cómo se lo creyeron, pero yo tenía miedo, no sabía cómo iban a reaccionar mis padres al saber la verdad tras pasar esas dos semanas.
Cada vez se encariñaban más de Kai, no pasaron ni dos semanas y mi madre no podía separarse de él. En ese momento, mi hermano aprovechó para contar la verdad. A mi madre le molestó el haberle mentido, pero estaba feliz por el hecho de no separarse de Kai. A mi padre no le parecía bien pero al cabo de los meses, acabó teniéndole cariño también.
Ahora, Kai tiene casi 8 meses, es bastante alegre y cariñoso con todos, y por eso, a pesar de no haber pasado tanto tiempo con él, toda la familia lo ama y yo no podría estar sin él.
Es el mejor regalo de mi vida, no lo cambiaría por nada.
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