En la actualidad, muchas figuras públicas, como deportistas de élite, actores y cantantes, tienen una gran influencia en la sociedad. Su voz puede generar debates sobre distintos temas e incluso ayudar a concienciar sobre causas justas. Sin embargo, esto también les sitúa constantemente en el punto de mira, ya que sus opiniones suelen tener un impacto mucho mayor que las de una persona común.
Por un lado, es lógico que quieran hablar sobre ciertos temas. Al fin y al cabo, son personas con inquietudes y opiniones, y su alcance les permite visibilizar problemas importantes y movilizar a las masas. Un ejemplo de ello es Mbappé, quien hizo un llamamiento para que los jóvenes de Francia votaran en las elecciones. Este tipo de iniciativas pueden contribuir a crear una sociedad más informada e impulsar a los jóvenes a interesarse por cuestiones sociales y políticas.
Por otro lado, no todos ven con buenos ojos que los famosos opinen sobre asuntos ajenos a su profesión. Unai Simón, por ejemplo, ha señalado que los temas sociales y políticos deberían dejárselos a otros. Y es cierto que, cuando una figura pública opina sin haberse informado bien, puede contribuir a la desinformación, lo que puede resultar perjudicial. En algunos casos, si sus declaraciones generan polémica, pueden incluso enfrentarse a la "cultura de la cancelación".
En conclusión, todo el mundo tiene derecho a expresarse, pero cuando se tiene una gran audiencia, la responsabilidad es aún mayor. Si los futbolistas y otras figuras públicas deciden dar su opinión, lo ideal es que lo hagan de manera fundamentada y con respeto, entendiendo que sus palabras pueden tener un impacto mayor del que imaginan.
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