sábado, 19 de octubre de 2024

Tema Libre

Era un día normal de agosto de 2021. Un día como otro cualquiera. Lo que todos hacemos un día de verano, ir a la playa por la tarde, volver a casa a la hora de comer, y volver a la playa por la tarde. Los agostos de cada año, vamos con mi familia a pasar el mes a Llanes, un pueblo en Asturias, donde el clima es cálido y también un lugar donde hay muchas playas. Por esa misma razón cada día decidimos ir a una distinta. 


La historia que os voy a contar sucede durante la tarde de uno de estos días cualquiera. Decidimos ir en bici a la playa de Cué, a tres kilómetros de nuestra casa. Fuimos tres personas, y ese día nos apetecía ir por el monte en bici. Mi madre siempre que uso la bici me insiste en llevar casco y a pesar de que no me guste, casualidad, ese día lo lleve. La tarde en la playa la pasamos genial, jugando a cartas, bañándonos en el agua, etc.


Siempre que vamos a esta playa vamos por el monte y volvemos por la carretera. En cambio, ese día volvimos por el monte. Este difícil camino por el monte, acaba con una cuesta enorme en la que se pueden llegar a alcanzar los 40 km/h. De los tres que fuimos ese día, el último en coger la increíble cuesta fui yo. 


Cuando ya estaba llegando a mi casa, comencé a pensar si había cogido llaves o necesitaba ir a buscarlas. Durante tremenda indecisión estaba justo en el momento de girar para ir a mi casa.


Para cuando me di cuenta, estaba tirado en el suelo en la carretera, con un dolor inimaginable en todo el cuerpo que ni siquiera me dejaba abrir los ojos. A pesar de que solo estuve unos segundos en el suelo, se me hicieron como varios minutos. Una pareja de alrededor de 50 años me ayudó a levantarme y me abrió las puertas de su casa, que estaba cerca, para poder limpiarme las grandes heridas que tenía por todo el cuerpo. 


Nada más me repuse del golpe, fuimos a urgencias. Ahí nos dijeron que llevar el casco me salvó de peores noticias, mucho peores, cosas que ni siquiera quiero imaginar. Recuerdo muchas divertidas anécdotas de ese día, y por supuesto no tan divertidas. Aun así, a partir de ese día aprecio la vida de otra manera e intento aprovechar el día a día.


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