En lo alto del edificio, en el piso cinco, vive Mix. Este felino de pelaje gris y ojos ámbar es el rey de casa. Perezoso y mimado, Mix pasa los días en completa calma.
Al amanecer, el sol se asoma por la ventana. Mix se estira lentamente, desperezándose tras otra noche de siestas. Con pasos lentos, se dirige a la cocina. Allí, Carmen, la amable señora de la casa, ya ha llenado el plato de Mix con sabrosas comida. Tras el comer, es hora de la primera siesta del día. Mix se acomoda en el sofá, enrollándose como ovillo de lana. Los rayos solares calientan deliciosamente la sala.
A mediodía, Mix se despierta. Es el momento perfecto para observar los pájaros desde la ventana. Los alados visitantes revolotean cerca, ignorando el peligro acechante tras el cristal. Mix los mira fijamente, moviendo la cola con anticipación. De pronto, ¡algo se desplaza en su terreno! Mix se pone en alerta. ¿Será acaso el ratón canijo de ese otro día? Con sigilo, Mix se acerca. Da el salto... ¡pero falla! El ratón escapa otra vez, dejando a Mix insatisfecho.
Por la tarde, Carmen regresa del trabajo. Mix la recibe con ronroneos, frotándose contra las piernas de la amo. Ella lo alza y lo mima, rascándole detrás de las orejas. Es el momento favorito de Mix. Sin embargo, no todo es paz en la vida de Mix. Los vecinos del piso de abajo se molestan bastante. Por lo que dicen, Mix hace demasiado escándalo por las noches. Pero a Mix no le importa. Él es el rey de casa, por lo tanto el reino de él.
Al caer la noche, Mix se prepara para dormir. Se va a la cama de Carmen, invadiendo más espacio de lo normal. Pero ella no se molesta. Para Carmen, Mix es familia. Y así, entre siestas, comidas y diversión, pasan los días de Mix. El felino mimado y feliz, viviendo la vida deseada por todos los gatos.
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