domingo, 29 de septiembre de 2024

Texto sin la u

No paro de pensar en las ganas tengo del regreso del verano, no solo por las vacaciones y el cálido clima, sino principalmente por las experiencias brindadas por este. Las carreras en bici por las Merindades, montaña tras montaña, viendo pasar las aldeas y las preciosas vistas encontradas en el camino, los partiditos al anochecer, las noches de cocina y como olvidar las fiestas de las cercanías. No obstante, el inicio de la jornada escolar significa el inicio de las mejores fiestas, al menos, en mi opinión.

Las fiestas de Medina de Pomar han formado parte de las mejores experiencias de mi vida. Es, sin  exagerar, como si todos los medineses se congregaran como familia y todos compartieran con todos, sobre todo las experiencias y el tiempo. Es época de festejo, felicidad y amistad; 9 días de festejo sin retención el día completo con actividades, desde charangas, cata de comida y bebida, shows y ceremonias, peñas para el goce de todas las personas y gente de todos lados. Por ejemplo, yo el año pasado me encontré a dos baloncestistas de Leioa dos años mayores a mi, y rivales míos de aquella temporada. Pasamos media hora intentando comprender semejante sorpresa.

Tras esa imprevista interacción, decidimos retomar con los paseos para decidir la peña donde pasar la mayor parte de la noche. Al final la encontramos y por fin nos lo pasamos genial cantando dejándonos la voz y bailando todas esas canciones típicas de las fiestas de Medina de Pomar. Yo recomiendo a toda persona de 15 años en adelante por lo menos experimentar esta sensación por primera vez en la vida.

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