Era una tarde soleada y perfecta para salir. Decidí dar un paseo por el parque de Doñacasilda. Al salir, el aire fresco me recibió, y ya notaba que el frío de la mañana. En el parque, vi a un grupo de niños corriendo y riendo. También había chavalas sentadas en el césped, disfrutando.
Encontré un banco bajo un árbol grande, así que me senté un rato a observar. Saqué mi teléfono para tomar unas fotos, le saqué fotos a los patos y al pavo real, que si no recuerdo mal lo intentaron robar hace unos años.
Mientras tanto, un par de patos nadaban en el estanque. Me encantó ver cómo se movían, dejando pequeños círculos en el agua. Me quedé allí, pensando en la vida y cosas así.
Después de un rato, decidí caminar un poco más. Pasé por un camino cubierto de hojas y disfruté de ese crujido bajo mis pies. La tranquilidad del lugar me hizo sentir bien, como un video de asmr. Al final, regresé a casa con una sonrisa, agradecido por esos momentos simples pero tan especiales, sin antes pasar por la panadería a por una barra de pan grande tostada. Para terminar el día me queda en casa viendo pelis de James Bond
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