Valorar la atención al cliente puede parecer un trabajo sencillo, ¿pero qué sucede cuando una mala atención pone en riesgo el puesto laboral de alguien? Es una situación difícil, pues entra en juego la empatía y la honestidad.
En este caso yo ya tenía mi opinión creada debido a que mi madre trabaja en la Telefónica, en Atento. Se dedica a atender llamadas de clientes de Movistar para solucionarles alguna duda, averías, darse de baja, de alta o quejas sobre algún servicio. Al estar tantas horas haciendo lo mismo es comprensible acabar cansado. Además de esto, trabajar de cara al público no es una tarea fácil ni mucho menos, siempre hay algún individuo que llega a tu vida para desafiar tu paciencia con comentarios inadecuados o bien siendo borde con alguién que está para ayudarte.
Si un trabajador me ha tratado mal, mi primera reacción sería poner una valoración negativa. Sin embargo, al saber que su trabajo depende de dicha valoración me empezarían a surgir dudas: tendrá un mal día, estará cansado de hacer lo mismo tantas horas, tendrá una familia que mantener...
Por otro lado, estas encuestas están creadas para que la empresa mejore y para que cada vez sea más competente. Lo justo sería evaluar con sinceridad. Al fin y al cabo, una persona que no es competente en su trabajo no debería estar ahí. Sería como poner a un profesor malo dando clase a chavales de diecisiete años, es algo impensable y por suerte en nuestro maravilloso centro educativo esto no pasa.
En lugar de otorgar una calificación negativa ante una mala atención, optaría por mencionar comentarios constructivos y no destructivos. De está manera evitaría que una persona se quede en paro e intentaría que mejorase. Al fin y al cabo de los errores se aprende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario