La tentación forma una gran parte de nuestras vidas diarias y nuestra resistencia ante ella rige la forma en la que vivimos. Todos somos humanos, la mayoría habremos caído en ella alguna vez, y yo no soy la excepción.
Una tentación por la que tengo que pasar todos los días es la de la pereza. Ya sé que a nadie le apetece ponerse a estudiar después de seis horas de clase, por lo que el esfuerzo de hacer algún trabajo, estudiar o hacer los deberes es mucho mayor que si tuviera que hacer el mismo trabajo en el colegio. Otro ejemplo de cosas que me pueden dar pereza es ir andando a casa. Muchas veces, cuando paso cerca de una parada de autobús y veo que uno está a punto de pasar lo cojo. Luego me suelo arrepentir, ya que me parece que es innecesario gastar un poco de dinero y dejar de lado la actividad física de ir andando.
Otra tentación en la que mucha gente cae es la comida. No lo voy a negar, cuando te entra hambre a media tarde lo primero que te pide el cuerpo no es un plátano o algo saludable, sino comida que no es tan buena (por mucho que a mi madre no le guste nada que haga eso). Aún así, esta tentación se me hace más fácil de controlar.
La tentación forma una gran parte de nuestras vidas diarias y, aunque a veces es difícil controlarla, tenemos que tratar de tener fuerza de voluntad y mantenernos determinados frente a ella.
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