Siempre me ha gustado viajar. He tenido la suerte de conocer diversos lugares como Copenhague, Túnez, Viena... y en su mayoría guardo grandes recuerdos de cada uno de ellos. Sin embargo, como todos, también he tenido mis sorpresas.
Roma, por ejemplo, era un destino que estuve años soñando con visitar. El Coliseo, en particular. Pero cuando llegué allí, un mes de agosto, me sentí un poco decepcionada. La realidad no estaba a la altura de mis expectativas, me pareció siendo sincera una basura. No creo volver nunca más.
En cambio, Inglaterra siempre ha ocupado un lugar especial en mi corazón. A pesar de una experiencia no tan agradable en un internado cuando tenía seis años, el país me sigue atrayendo. De hecho, siempre he soñado con vivir allí aunque sea un par de años.
Sin duda, Florencia ha sido la ciudad que más me ha gustado. Tuve la oportunidad de visitarla en verano durante un crucero, el poco tiempo que pasé allí fue suficiente para enamorarme de la ciudad. Las estatuas y la belleza arquitectónica me impresionaron mucho. Sin embargo, me falto por ver el David de Miguel Ángel, una obra que siempre he querido ver en persona.
Mi lista de viajes para los próximos 50 años es bastante larga. Entre mis destinos principales se encuentra recorrer a fondo Irlanda e Inglaterra, explorando todo lo que tienen por ofrecer. También me gustaría visitar los fiordos noruegos y la ciudad de Buenos Aires en Argentina.
No creo que viajar esté sobrevalorado, pero sí que pienso que algunas personas no saben hacerlo y por eso no les gusta. Viajar para mi, no es simplemente tachar un destino, viajar es también disfrutar del destino.
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