El verano pasado experimenté el mejor viaje de mi vida. Fui a Estados Unidos, concretamente a Ohio. Conocí gente de diferentes lugares de España, con la que a día de hoy sigo manteniendo contacto. Decidí hacer este viaje porque quería aprender más inglés y vivir experiencias fuera de Europa. Y así fue.
En cambio, mi peor viaje ha sido a Irlanda. Esto no se debe a que viví malas experiencias, sino a que estuve en sitios donde no se podía hacer gran cosa. Es decir, Irlanda es un país en el que a menos que tu estancia sea en una ciudad como Dublín, se necesita el coche para absolutamente todo, por lo que no había gran cosa que hacer.
A día de hoy, si me diesen la oportunidad de ir otra vez, diría que no. En cambio, yo siempre he pensado que los lugares más bonitos para visitar están fuera de España, pero un sitio que me impresionó fue Granada. Es cierto que lo visité en verano y que las temperaturas hacían que cada visita a algún monumento se hiciese interminable, pero la arquitectura de aquel lugar y el ambiente por las noches hacían de ese sitio una ciudad increíble y un viaje para repetir. Incluso a aquellas personas que piensan que viajar está sobrevalorado se lo recomendaría.
Mucha gente cree que ir de un lugar a otro no merece la pena. Desde mi punto de vista, viajar no es solo ir a lugares lejos de donde vives, es una experiencia enriquecedora que a la larga puede aportar muchas cosas. Por ello de aquí a los próximos 50 años me gustaría viajar a Hawái, Seychelles y Noruega. Me encantaría ir a Seychelles con mis amigos ya que tiene playas increíbles. En cambio me gustaría ir a Noruega para poder ver las auroras boreales.
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