El verano ha sido siempre mi estación favorita. Aparte de terminar el colegio y comenzar las vacaciones más largas del año, todos estamos más contentos en esta época. Para empezar, los días empiezan a ser más largos, tenemos el doble de tiempo de lo normal y hacemos todo los planes imposibles de hacer en horario escolar.
Además, no está nada mal cambiar los chaparrones y el mal tiempo de Bilbao por días soleados. La mayor parte de la gente, de hecho, aprovecha para irse a sitios donde hace bastante calor, como a las Canarias, o a países extranjeros.
Por otro lado, se vive pacíficamente sin necesidad de despertarse temprano, sin prisas ni colegio. Sin deberes, exámenes ni trabajos. Sin embargo, bastante gente todavía va a trabajar en verano. Por eso, intento aprovechar al máximo mis veranos de tres meses como joven. Al final, esto cambiará en pocos años.
Ahora bien, sería genial tener veranos eternos, pero no sería lo mismo. Es necesario echar de menos el verano a lo largo del invierno, el otoño y la primavera, para llegar con más ganas cada año, y así apreciarlo de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario