La declaración del exministro Oreja sobre que la teoría de la creación está ganando espacio entre los científicos llama bastante la atención, ya que la evolución se estudia porque se puede comprobar, porque tiene pruebas detrás, algo que no ocurre con las creencias.
Además, sobre la cuestión de si los padres deberían estar involucrados en lo que se enseña en los colegios públicos, yo pienso que es lógico que quieran lo mejor para sus hijos, pero también hay que pensar que la escuela necesita una base común, algo que no dependa de lo que cada familia crea o deje de creer, sino algo que tiene pruebas y se puede estudiar.
Por eso, aunque cada persona puede creer en la creación, en una fuerza superior o en lo que sienta que le da sentido a la vida, eso no convierte esas creencias en algo científico. La ciencia se apoya en pruebas, en cosas que se pueden estudiar, repetir y comprobar. Y mezclar ambas cosas generaría confusión.
En conclusión, la escuela pública debería mantenerse en aquello que se puede demostrar, porque ese es el punto de tener una educación común y sólida para todos. Las creencias, en cambio, pertenecen a otro espacio, uno más íntimo y personal, y ahí sí cada quien decide libremente.
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